miércoles, 28 de noviembre de 2012

El Sexenio de los Muertos.

"Me gustaría ser recordado como un buen Presidente"
Felipe Calderón Hinojosa



Termina el sexenio más trágico de las ultimas décadas.





Un hombre que prometió ser el Presidente del Empleo. Rápidamente olvidó su promesa y se empecinó en ser el Presidente de la Guerra... 

Nadie lo recordará por sus logros. Por darle un correcto seguimiento a las políticas económicas que se implementaron desde los sexenios de Zedillo y Fox, que le permitieron sortear una terrible crisis económica a nivel mundial con estabilidad económica, ni por haber invertido en infraestructura. O por haber manejado adecuadamente la crisis sanitaria de la influenza H1N1, aun cuando evidenció las deficiencias de un sistema publico de salud que no esta preparado para una pandemia.  

Tampoco será recordado por su capacidad política. Si bien tuvo un mayor oficio que su antecesor, no tuvo nada que presumir en este rubro. Las reformas "posibles" no eran mas que parches que compensaron deficiencias sin resolver problemas de fondo. Una miscelanea fiscal en la que traicionó sus promesas de campaña de eliminar y bajar impuestos, en la que siguió castigando a la base de contribuyentes cautivos que son la PYMES con el IETU y el IDE. Una Ley Electoral recesiva que al final terminó siendo un traje a la medida del PRI para ganar la Presidencia. El desgaste de su figura al sostener en su gabinete a un grupo de funcionarios cuyo único requisito parecía ser una lealtad y obediencia absoluta; en la que toda falta, incompetencia u omisión era permisible. Su incongruencia al intentar destruir un sindicato, mientras mantenía alianza con otro. Su nula capacidad de crear alianzas estratégicas con la oposición. Su asfixiante control sobre su partido, que canceló cualquier intento de liderazgo mas allá del propio.

No parece haber un mejor parámetro para evaluar la gestión del Presidente en el plano político que el hecho de que su partido pasara de ser la primera mayoría a tercera fuerza a nivel nacional durante su sexenio. O que el Presidente del Empleo no haya impulsado una Reforma Laboral sino hasta el final de su gestión tras haber perdido su partido la elección presidencial.

Válgame, ni siquiera será recordado por ser el Espurio, como lo bautizó aquel rival que no vale la pena mencionar.

Al final será recordado como el Presidente de los Muertos.

Los Secretarios de Gobernación.
Los que murieron trágicamente en lo que oficialmente fueron accidentes aéreos. Con los que se fueron de manera prematura las aspiraciones personales de continuidad a su gestión presidencial. Con los que desataron la la imaginación de la opinión publica, por ser la más siniestra coincidencia que se recuerde.

Los 49 niños muertos de la Guardería ABC.
Los que no debieron morir. Tal vez la mayor oportunidad de su Gobierno de legitimarse.  De atacar vicios sistémicos tan arraigados como el trafico de influencias, la corrupción, la impunidad y la negligencia criminal que derivó en esta tragedia. De promover medidas penales y administrativas que castiguen a los que permitan o promuevan omisiones. De perseguir y juzgar a los responsables de manera ejemplar. Al final  la respuesta de su Gobierno fue menosprecio, soberbia, promesas al aire, dinero y apuesta por el olvido.

Los más de 50 mil muertos de la Guerra contra el Narcotráfico.
Los que no tienen nombre ni apellidos. Los que no enfrentaron ni tuvieron justicia. Los que se llevaron muertos con ellos. Los que se metieron en el negocio, en la relación, en la familia o la amistad equivocada. Los que murieron en el cumplimiento de su deber. Los que no pagaron su cuota para trabajar en paz. Los que denunciaron. Los que vieron. Los que exigieron justicia. Los que simplemente estaban en el lugar y momento equivocado. Los que fueron etiquetados de manera dolosa como criminales por el Gobierno sin derecho de replica. Los que sirvieron de ejemplo para demostrar que es al narco al que hay que respetar y no al Gobierno. Los que alimentaron con brutalidad y saña el terror entre la población.  Los que dejan por lo menos 50 mil familias destrozadas.

Es triste ver a un Presidente en sus últimos días intentando ponerle títulos a su sexenio como "El Sexenio de la Salud" o "El Sexenio de la Infraestructura", cuando durante el mismo gastó todas sus energías en justificar y promover la mas controversial y fallida de sus acciones.

Y mas triste es ser asociado con la muerte. 

Porque la muerte acaba con todo. Las expectativas, las ilusiones, las esperanzas, los proyectos... TODO. Se puede superar cualquier cosa, menos la muerte.

No sé como será el próximo sexenio y no quiero anticipar nada. Tal vez cambie algo, tal vez sigamos sumidos en un baño de sangre estúpido y sin sentido. Tal vez entiendan que mexicano necesita mas opciones que el crimen o la inmigración ilegal para mejorar su nivel de vida. Tal vez entiendan que el combate al narcotráfico se puede realizar también desde la Secretaria de Hacienda o la de Desarrollo Social, Educación o de Salud. Tal vez entiendan que la legalización de drogas en EEUU es prácticamente un hecho y que ese es el camino a seguir. Tal vez la situación solo puede ser peor...

Lo que si sé es que, terminado el sexenio, este país no descansará en paz.  

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